Cuando cae la noche y nadie esta ya por la calle, en las inmediaciones de la Catedral se respira tranquilidad, silencio, un aire puro que se te entra hasta donde no llega nada.
Una ola de respeto cubre toda la plaza, no se oye nada mas que el obturador de mi cámara, son las dos y media de la madrugada, y hay esta la Catedral, como hace siglos, inerte al tiempo y a lo que en el sucede.
Junto a ella esta la Luna, su fiel compañera, la que noche tras noche incondicionalmente la acompaña desde hace siglos.
Una luna llena, resplandeciente, grandiosa, una luna que la ilumina, que la llena de luz por completo, como en sus principios.
Cámara: Nikon D200
Óptica: Sigma 70-200 2.8 Macro.
Distancia Focal: 70 mm
ISO: 200
Velocidad Obturador: 3 Segundos.
Abertura Diafragma: 2.8
Fotografía realizada con trípode.
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3 comentarios:
Preciosa la foto, y preciosa la letra. Es la primera vez que leo algo tuyo, algo propio. Ánimo y continúa así.
Estupendo el texto,la catedral de noche cambia,se vuelve mas bella,mas cálida,mas nuestra.....
En la plaza solo se oye el propio silencio que habla por si solo al contemplar nuestra catedral.
Entra en mi blog y así adivinas quien soy...Te doy una pista.......sueño mucho.....
Jose, qué pasada. Lo de la foto, me lo esperaba, porque va en tu línea de captar imágenes alucinantes. Pero lo del texto.... toda una sorpresa!!. Habrá que leerte con mucha atención.
Besos.
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